La amistad no existe


Estaba caminando x florida en "hora pico" y obserbaba a un señor qe tocaba su acordeon, otro qe a los gritos ofrecía muñequitos, aquel qe bajo el ala de un sombrero imitaba a carlos gardel, y entre el ejercito solitario, desordenadamente ordenado las personas qe iban y venian saltando baldosas, tambien me llamo la atención un muchacho qe venia desde lejos tratando de arrancarle una sonrisa a una linda muchachita. Qe cosa curiosa, no recuerdo el sonido del acordeón, ni los alaridos del vendedor, ni la vos del ilucionado cantor, pero si las palabras del muchacho, y mas todavía el sugestivo silencio de la chica. ¡Escuchaba las palabras qe no habia oido y me ensordecia el tacaño silencio qe por toda respuesta recibia el incansable "galan" no correspondido!.

Habria recorrido unos veinte metros y no sin sierta verguenza senti el impulso de saber como terminaria la persecucion del chico. Volvi entonces sobre mis pasos y a cierta distancia observaba la misma escena con pequeños matices: El "atacaba" por la derecha, despues x la izquierda y la chica seguia imperturbable una linea recta a un paso qe no titubeaba nunca. Me estaba poniendo ansioso. Pensaba qe si hubiese sido yo habria abandonado mucho antes. Mientras tanto seguia imaginando la concersacion unipersonal. Llegamos a corrientes, ellos adelante y yo atras esperando qe llegara la respuesta de la tosuda muchacha qe ni lo miraba. Hacia mucho frio. De repente una fuerte lluvia nos hizo replegar a todos a lugares de reparo. Me encontre sin esperarlo debajo de la marquesina de un teatro justo al lado de la pareja qe no era pareja. Me incomodo la posibilidad de qe ellos se hubiesen dado cuenta qe los venia siguiendo. Pero estaban muy entusiasmados en lo suyo, el qe no paraba de hablar y ella qe ahora miraba la lluvia. Me tranquilise.

Al rato Melina (la bautice en mi imaginacion Melina xqe tenia cara de llamarse Melina) saco de su bolso un paraguas y lo abrio con la intencion de seguir su marcha. Matias (a el tambien lo bautice en mi representacion mental) no tenia paraguas. Recien ahi Melina lo miro y le ofrecio un lugar a su lado para seguir caminando sin mojarse. Quede algo perplejo. Tambien mire el agua de la lluvia y pense -¿Sera agua bendita qe produjo un milagro? Los dos siguieron por corrientes y yo qe no tenia paraguas me di por satisfecho y con un suspiro me dije -¡Por fin!

Dejo de llover y camine lentamente a la confiteria de la esquina. Entre, me sente a una mesa, pedi un cafe y con sorpresa vi a los jovenes sentados al lado de mi mesa.

Escuche x fin la voz de Melina -No, ya te dije qe no puede ser, hace seis meses qe compartimos las horas en la oficina,... Somos amigos, nada mas. ¡Entendes! Y ante la imperturbable mirada de Matias, como para darle fuerza a sus palabras repitio elevando el tono de voz -¡A-mi-gos! Como si no hubiera nadie alrededor, Matias le tomo las manos a Melina qe hasta ese momento subian y bajaban acompañando su fragil argumento. De pronto ella hizo silencio y lo miro con la mas dulce mirada qe se puede ofrecer un mediodia en el microcentro porteño. 

Matias sin dejarla reaccionar la beso y le susurro:
-Hace seis meses qe la amistad entre nosotros no existe.